Un repaso por las voces de mujeres y hombres que trabajan en el rol de dirección de fotografía en producciones audiovisuales.
¿Cuáles son las claves de su trabajo? ¿Cómo fue su acercamiento al universo de la imagen? ¿A qué desafíos se enfrentan en cada rodaje?
Los directores de fotografía son, ante todo, narradores. Son puentes de expresión entre el director o la directora y el público. Sujetos encargados de traducir en imágenes, las ideas, los climas, las emociones y sensaciones que propone una dramaturgia determinada.
Así describe Sebastián Ferrero el trabajo que realiza un DF, de amplia trayectoria en el rol, quien ha trabajado en producciones como Soldado argentino, Ciencias Naturales, Cartas a Malvinas y Azul el mar, por mencionar sólo algunas.
“Para un director de fotografía, son cruciales las capacidades de escucha, observación y adaptación”, dice Ferrero y destaca que la diversidad de proyectos tan dispares y singulares a la vez, hace que se desarrolle una cualidad camaleónica. Como DF, explica que esta cualidad les permite adaptarse a las necesidades específicas de cada historia a narrar y de cada persona con quienes colaboran creativamente y, además, evita caer en la abulia de lo reiterativo.
Virginia Vallés es cordobesa, tiene 27 años y debutó como directora de fotografía en el rodaje de El oso antártico, cortometraje próximo a estrenar dirigido por Nicolás Abello y Alejandro Cozza. Sobre las claves del rol, reflexiona: “Al momento de pensar la fotografía de un proyecto, tener los mejores equipos de cámara y luces no garantiza la mejor fotografía”.
Virginia explica que antes de todo eso lo importante es entender a quién dirige la película y qué quiere con ella. Entender qué es lo que busca transmitir con la imagen, que seguramente hace años viene elaborando.
Nadir Medina estudió cine y se fue enamorando de la luz. Así llegó a la dirección de fotografía, por haber estado en múltiples rodajes, cargando y prendiendo luces. Allí descubrió su magia y cómo ésta puede narrar. Construir diferentes universos a partir de la luz, los colores y las texturas.
A la hora de pensar la dirección de fotografía de un proyecto, Nadir explica que es clave la comunicación con el director o director y entender qué es lo que están queriendo en su cabeza, qué es lo que necesita esa historia y apropiarse de ese guión, de esa futura película.
“A partir de eso, poder diseñar la luz, elegir la cámara, pensar las texturas. Pero desde un lugar en donde todo lo que uno piense pueda contribuir a que la película sea mejor, o ayudar a ese director o directora que la película sea lo más cercano a lo que ellos esperan”. Entender las dinámicas de rodaje resulta crucial. Nadir explica que si bien la dirección de fotografía es muy importante, hay rodajes en donde hay que priorizar otras cosas y saber amoldarse a eso. Dice: “Entender que necesitamos construir la imagen más linda en relación a la historia que queremos contar y nunca que la imagen esté por arriba de lo que la película necesita”.
Luego, más allá de elegir bien los lentes, las cámaras y confiar en el sol, Nadir habla de la importancia de la posproducción: “Es una época en donde la posproducción es importantísima. Los directores o directoras de fotografía nos tenemos que amoldar a estas épocas y aprender que la posproducción es parte de pensar la fotografía de una película”.
Magalí Mérida fue directora de fotografía y productora del último corto de Agustina Comedi: Playback. Ensayo de una despedida. En relación a las claves en el rol, Magalí afirma: “Al margen de manejar la herramienta y de la cuestión técnica, hay un lugar de suma importancia que tiene que ver con dos cosas: el diálogo y la comunicación. A partir de ahí, todo. Y por otro lado, armar un equipo de gente donde el diálogo se de bien y se propicie la búsqueda en conjunto de la obra”.
Ezequiel Salinas encontró su interés por las películas en el cineclub La Quimera y desde allí no frenó más. En el medio, pasaron sus estudios de cine en la UNC, trabajos en publicidad, pelis de compañeros. Fue a través de estar en rodajes que conoció a mucha gente hasta comenzar a desempeñarse como DF en películas como Atlántida de Inés Barrionuevo.
Mundos que se ponen en marcha, de eso habla Ezequiel, y del encuentro con directores y directoras y los protagonistas. De experiencias con guiones en proceso de maduración o proyectos ya elaborados, pero siempre a través de un encuentro con el mundo que se intenta poner en marcha.
“Hay otra etapa que tiene que ver más con el oficio. Empezar a identificar qué es lo que se necesita de uno. Hay gente que es más visual, que tiene ya pensado ciertas maneras de poner la cámara o la intensidad de la luz. Hay gente que viene de otras disciplinas y hay que intentar traducir sus intenciones narrativas hacia un aspecto visual”, explica Ezequiel, quien además, destaca la importancia de la administración de los recursos.
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