Asensio y Galduf, maestros de honor
JUSTO ROMERO
Nacidos con apenas cuatro años de distancia y personalidades radicalmente distintas, el edetense Manuel Galduf (1940) y el valenciano Enrique García Asensio (1936) dirigen esta tarde la Orquestra de València, en el curso de una velada en la que recibirán el nombramiento de “directores honoríficos” de una orquesta a la que han estado estrechamente vinculados durante años, el valenciano como “principal director invitado”, y Manuel Galduf como director titular, entre 1983 y 1997.
No es fácil imaginar la actual vida musical valenciana sin estas dos personalidades carismáticas que también han marcado el curso del sinfonismo español del último medio siglo. Una generación de honor, heredera de Fernández Arbós y Argenta, y puente con la de los nuevos valores de la dirección en España, con el granadino Pablo Heras Casado y el también valenciano Gustavo Gimeno como máximos exponentes actuales. Maestros como los ahora “directores honoríficos” han sido caldo de cultivo de una pléyade de directores de orquesta con nombres como Edmon Colomer, Guillermo García Calvo, Pablo González, Juanjo Mena, Víctor Pablo, Josep Pons o los valencianos Sergio Alapont, Álvaro Albiach, Jordi Bernácer, Roberto Forés o Cristóbal Soler, entre otros.
Tanto García Asensio como Manuel Galduf tuvieron el privilegio de formarse con colosos universalidades de la batuta: García Asensio es heredero formal y espiritual de Sergiu Celibidache, mientras que Galduf fue discípulo favorito de Ígor Markévich. Ambos, junto con Iturbi y el desaparecido García Navarro (nacido en Chiva en 1941, y formado en Viena con Hans Swarowski), son las máximas figuras de una generación de músicos valencianos que transcendieron clichés y lugares comunes para universalizar la imagen musical de la Comunitat Valenciana más allá de bandas, pasacalles, desfiles, marchas y proclamaciones falleras.
Frente al carácter abierto, dicharachero y empático de García Asensio, Galduf impone una personalidad más adusta e introspectiva. Fieles espejos de sus maestros Celibidache y Markévich. Diferentes pero afines, uno y otro, Galduf y Asensio, Asensio y Galduf, coinciden en su competencia musical, en su pasión y defensa militante del mejor repertorio español y de las vanguardias, incluidos, por supuesto, los grandes compositores valencianos de su generación, cuyas músicas han defendido con ahínco y convicción allá dónde han ido, que es decir por todo el mundo.
Sus personalidades disímiles se han manifestado también en las maneras de dirigir y entender la música. Frente a le expresión extravertida y empática de García Asensio, Galduf, más gongorino, más ascético y retraído, impone las ideas y los criterios sobre el impulso del momento o el empeño comunicador. Caballeros de la batuta, músicos de firme formación y maestros en el más ilustre sentido del término, han convivido armoniosamente durante casi tres lustros en la Orquestra de València. Una avenencia en la que el respeto, las buenas maneras y la solidaridad profesional han marcado la tónica de esta convivencia lejana en ideologías y posiciones vitales, pero hermanas en la común pasión de la música. Uno y otro, han colmado de honor y dignidad el día a día de la Orquestra de València; o sea: el día a día de la vida musical valenciana de los últimos cincuenta años. Felicidades y gracias, queridos amigos, queridos maestros, queridos Enrique y Manolo.
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