Los músicos de la Orchestre Suisse Romande decidieron abandonar el foso minutos antes de la representación del domingo de “Los pescadores de perlas” debido al avance del COVID entre los miembros del GranTeatro de Ginebra. Sin embargo, la ópera, finalmente, se representó, aunque tocada exclusivamente a piano.
Imagine que espera ansioso a que se levante el telón para ver “Los pescadores de perlas”, de Bizet. Que está sentado en el patio de butacas de la Ópera de Ginebra y que delante de sus ojos y un momento antes de que la función arranque van desfilando uno a uno los profesores de la orquesta. Todos abandonan el foso. ¿Y ahora qué pasa?, se preguntará. Es lo que pasó el domingo en el teatro. Los casos de COVID en algunos de los miembros del coro y del personal técnico de coliseo y figurantes motivaron que los miembros de la orquesta tomaran la decisión de no tocar para evitar males mayores. ¿Era posible seguir adelante y empezar la representación? ¿Había algún pianista en la sala para salvar los muebles? Lo había, claro, y la dirección optó porque fuera él quien acompañara al piano la representación, la última programada del título que volvió al escenario el pasado 10 de diciembre.
Un pianista en vaqueros
«Querido público, por motivos de salud relacionados con la pandemia la Orchestre Suisse Romande ha considerado demasiado arriesgado estar presente en el foso y ha tomado la decisión de no tocar en la representación de Los pescadores de perlas este domingo 26 de diciembre de 2021 a las 20 horas. Por lo tanto, la parte orquestal se tocará en el piano. En el escenario, la producción permanecerá sin cambios. Lamentamos esta situación fuera de nuestro control». Este fue el comunicado que emitió la dirección. De este modo, la producción de Lotte de Beer con las voces de la soprano Kristina Mkhitaryan y el tenor Frédéric Antoun, bajo la batuta de David Reiland, se escuchó con la única intervención del instrumento de cuerda con teclado. De este modo, Jean-Paul Pruna se convirtió literalmente en el hombre orquesta. No tuvo tiempo de vestir una vestimenta más apropiada para la ocasión y se sentó frente al instrumento con vaqueros y camiseta negra. Los aplausos al término de la función resultaron ensordecedores, sobre todo cuando Pruna subió al escenario. El público se volcó.
Quizá pueda convertirse este suceso para el joven Pruna en presagio de buena racha futura. Recordemos que Jorge de León, hoy un tenor que canta en los principales escenarios líricos del mundo, tuvo que salir a escena en 2010 con su ropa de calle sustituyendo por indisposición a Marcelo Álvarez durante una representación de “Andrea Chenier”, de Giordano, en el Teatro Real. ¿No recuerdan, también, aquella ocasión en 2002 cuando una huelga en el foso del Maestranza de Sevilla brindó un “Otello” mágico tocado al piano por Leonardo Catalanotto a quien dirigió Jesús López Cobos? Pues eso. Mientras haya un pianista en la sala… Jean-Paul Pruna tiene previsto ofrecer una serie de conciertos en el mismo escenario a comienzo de 2022, “Mi primer recital”, que ofrecerá del 10 al 15 de enero para el público más joven, a partir de los tres años, sobre fragmentos de obras de Beethoven, Schumann y Schubert. Gema Pajares
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