UNA BATUTA, DOS MUJERES Y UN ORQUESTÓN
Fecha: 30-VIII-2024. Lugar: Auditorio Kursaal. Quincena Musical de San Sebastián. Programa: Prèlude à l’aprè-midi d’un faun (Preludio para la siesta de un fauno) de Claude Debussy, Concierto para violonchelo y orquesta en Re menor de Eduard Lalo, Shérézade, ouverture de Féerie de Maurice Ravel, El pájaro de fuego (suite) de Igor Stravinsky. Violonchelista: Sol Gabetta. Orquesta: Filarmónica de Radio Francia. Maestro director/concertador: Mikko Franck. Propinas: Flamenco for solo chelo de Rogelio Huguet y Tagell, Le festin de Balthazar, movimiento 3º, de Jean Sibelius.
Permítaseme copiar a Don Miguel de Cervantes Saavedra, cuando dijo “puesto el pie en el estribo, Monseñor esta os escribo”, al objeto de que ahora sea la última crítica sobre la ya finiquitada 83 edición de la doble Quincena Musical de San Sebastián (30 días), haciéndolo en esta ocasión con alegría visto y oído tanto bueno como en esta ocasión aconteció en el escenario del Auditorio Kursaal.
Uno de los protagonistas del concierto fue, sin duda alguna, el finlandés Mikko Franck (1.IV.1979) al frente de la Orchestre Philharmonique de Radio France, de la que es director titular hasta en fin de 2025. Su modo de concertar resultó sorprendente -en bueno- por la facilidad que mostró en la forma con que sus manos y brazos articularon ambientes sonoros siempre atractivos, que daban la justa dimensión tímbrica de cada una de las cuatro obras que integraron el programa musical ofrecido.
Si leyó con elegancia a Debussy en el Prèlude à l’aprè-midi d’un faun dando relevancia a las reforzadas violas en la sutileza de las escalas modales, no le fue a la zaga la nítida lectura de ensoñación presentada en Shérézade, ouverture de Féerie del vascofrancés Maurice Ravel. Poderoso en el Concierto para violonchelo y orquesta en Re menor de Eduard Lalo, embridando sencillez con señorío en la Suite de El Pájaro de Fuego. A modo de regalo final rindió homenaje a su compatriota Jean Sibelius con el tercer movimiento de Le festin de Balthazar.
Los grandes virtuosos del chelo han tenido en su palmarés la interpretación y casi siempre grabación del Concierto para violonchelo y orquesta en Re menor de Eduard Lalo, y en esta ocasión la violoncelista argentina Sol Gabetta con el Guadagnini de 1759 bien puede sumarse a aquellos. Su visión de esta afamada composición musical, contando con la absoluta complicidad de Franck, fue la elegancia personificada. Tal y como dijo este compositor francés “cuando el solista se sienta en el escenario debe dársele el rol principal”. Y así fue.
En el Finale -tercer movimiento- el poderío que esta mujer transmitió, en el acariciador abrazo de su instrumento, controlando con energía el rondó en allegro vivace resultó un trazo contundente para finalizar a obra con una vigorosa escala final. El respetable se le rindió en modo inequívoco, hasta el punto de que tuvo que salir a saludar por tres veces y, como agradecimiento, interpretó la breve obra Flamenco for solo chelo del barcelonés Rogelio Huguet y Tagell, en la que fluyen evidentes perfumes de la Malagueña de Pablo Sarasate.
Sería injusto en esta crítica si no hiciere una muy merecida alusión a la músico solista de flauta travesera, que fue merecidísimamente aplaudida cuando fue significada -especialmente- por el director al finalizar cada una de las cuatro obras principales interpretadas. ¡Magnífica!
Se gozó con una orquesta de muchas campanillas, creada en 1937, en la que todas sus secciones conforman una dinámica que ofrece un color siempre brillante. Fue una perfecta acompañante en el lucimiento de la violonchelista solista en la obra de Lalo. En la suite de El pájaro de fuego de Igor Stravinsky, versión de 1919 (creada en Suiza para el director Ernest Ansermet), se mostró poderoso el viento metal y cautivadora la percusión en la introducción de la primera sección.
En Jorovod o danza de las princesas, la relevancia de la cuerda grave aunó a todo el orgánico y se desbocó -siempre con control- en la sección tercera que refleja la danza infernal de todos los súbditos de Kaschéi. Las palmas reventaron en el Final de esta obra.
A modo de epílogo: Visto lo visto y leído lo leído durante 30 días de la edición 83 de este festival donostiarra de música, un absoluto desprecio se ha tributado al centenario del fallecimiento de Giacomo Puccini. Ni tan siquiera en una propina. ¡Falta de sensibilidad!
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