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Argentina

Comentarios en la prensa: ‘La traviata’ en el Teatro Real

PorBeckmesser

Jun 27, 2025

Comentarios en la prensa: La traviata en el Teatro Real

La traviata, de Giuseppe Verdi. Nadine Sierra, Xabier Anduaga, Luca Salsi, Karina Demurova, Gemma Coma-Alabert, Albert Casals, Tomeu Bibiloni, David Lagares, Giacomo Prestia, Joan Laínez e Ihor Voievodin. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Dirección del coro: José Luis Basso. Dirección musical: Henrik Nánási. Dirección de escena: Willy Decker. 24 de junio.

Comentarios en la prensa: La traviata en el Teatro RealLa traviata, de Giuseppe Verdi. Nadine Sierra, Xabier Anduaga, Luca Salsi, Karina Demurova, Gemma Coma-Alabert, Albert Casals, Tomeu Bibiloni, David Lagares, Giacomo Prestia, Joan Laínez e Ihor Voievodin. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Dirección del coro: José Luis Basso. Dirección musical: Henrik Nánási. Dirección de escena: Willy Decker. 24 de junio.

Nadine sierra como Violetta

El Teatro Real ha estrenado la esperada puesta en escena de La traviata firmada por Willy Decker, tras la suspensión de esta hace cinco años a causa de la pandemia del Covid-19.

La prensa y la crítica alaba la llegada de esta producción con un cartel tan internacional como atractivo. La mayoría de los comentarios, además de alabar la puesta en escena, destacan la participación de Xabier Anduaga y Nadine Sierra en los papeles protagonistas, especialmente el caso de la soprano.

EL MUNDO (24/06/2025)

Un montaje genial

Madrid disfruta de la representación de esta ópera dirigida por Willy Dekker

Dos décadas después de su irrupción llega finalmente al Teatro Real el montaje de Willy Dekker sobre la ópera de las óperas. Irrupción que ha mantenido su excelencia y su carácter modélico a lo largo de los veinte años del deterioro general de la puesta en escena operística, hoy en crisis profunda.

La genialidad de Willy Dekker consistió en algo tan simple y tan infrecuente como inventar poderosas imágenes teatrales destinadas a plasmar el conflicto, trágico aquí, de la mujer enfrentada a la cárcel moral, el desierto sentimental y una muerte inminente por la suma perversa de una naturaleza avara, una sociedad cruel, y los señores Germont, padre e hijo; un hijo atolondrado a merced de un padre idiota y cobarde.

La naturaleza ha sucumbido contagiando a Violetta la tisis, implacable antes de la llegada de la penicilina. De su mal muestra síntomas ya desde el inicio, el oportuno desmayo que permite el primer coloquio con el joven que la vio y le bastó una visión fugaz para acechar el paso de la bella hasta que se presentara la ocasión de abordarla.

Llegó el momento colándose entre los invitados de una fiesta tumultuosa a la que él no estaría invitado, pero entre los burgueses pudientes causaría curiosidad la presencia de ese joven que merodeaba sin atreverse a entrar. Aquí el grupo del jolgorio es una masa informe que actúa como una única serpiente beoda que apenas sabe lo que farfulla y aprovecha la menor ocasión para escaquearse y, a lo sumo, observar desde una atalaya, la barrera que remata el decorado, los caprichos de Violetta, que ya no se divierte con ellos.

No, no se divierte con ellos ni como ellos porque ha decidido entregarse a lo que ella llama con gracia juvenil un amor serio, compartido por Alfredo al comienzo del segundo acto. Por una vez no está solo el feliz enamorado comentando lo bien que se lo pasa en esa villa, sino que lo celebra persiguiendo a su amante en un dúo oportuno y juguetón, la instantánea feliz y engañosa de lo que no es sino breve ilusión.

Violetta (Nadine Sierra), Alfredo (Xabier Anduaga) y Germont (Luca Sala) viven la breve historia en la amplitud de una tierra de nadie, presidida por un gran reloj (ominosa advertencia de un tiempo escaso), con la discreta y temible presencia del doctor Grenvil (Giacomo Prestia), el médico que no cura, heraldo de la extinción. Vigorosos y entregado intérpretes bajo la batuta palpitante de Henrik Náriási. Otros dos repartos se alternan a los largo de las 18 funciones programadas, Como todo montaje que se precie, se ocupa no solo de la concepción plástica general, sino también de la dirección de actores; una indicación que, inevitablemente, será adaptada y matizada por la personalidad de cada intérprete.

Así, Violetta resultará más o menos sensual o abatida, Alfredo con diferente empuje, y, sobre todo, Germont será, dentro de su inevitable hipocresía, el pequeño burgués torpe y sin recursos, o el “parvenu” que no duda en desplegar sus exigencias con la falta de educación del patán más rudo, representante de una autoridad suprema, la convención reaccionaria de que su hijita no se podrá casar si su hermano sigue liado a una “traviata”.

La obra, tan próxima, tan supuestamente sabida, se catapulta en el Teatro Real hacia el estupor del descubrimiento. Inagotable Verdi, inagotable la ópera, el género teatral y musical capaz de renovarse siempre gracias al talento de unos artistas responsables, héroes porque se atreven a hacer lo que deben.

Álvaro del Amo

Comentarios en la prensa: La traviata en el Teatro RealLa traviata, de Giuseppe Verdi. Nadine Sierra, Xabier Anduaga, Luca Salsi, Karina Demurova, Gemma Coma-Alabert, Albert Casals, Tomeu Bibiloni, David Lagares, Giacomo Prestia, Joan Laínez e Ihor Voievodin. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Dirección del coro: José Luis Basso. Dirección musical: Henrik Nánási. Dirección de escena: Willy Decker. 24 de junio.

Nadine Sierra y Xabier Anduaga

ABC (25/06/2025)

(Selección)

La arrolladora Nadine Sierra le da la vida a Violetta Valéry

El Teatro Real llega al final de la temporada con la mirada puesta en uno de los títulos más indiscutiblemente populares del repertorio: La traviata. El aspecto que anoche ofrecía el teatro con el aforo quizá completo y la alegría (si es que semejante sentimiento es posible ante esta obra) que se respiraba en el ambiente, no dejaban lugar a dudas sobre la vigencia de la composición de Verdi.

La traviata es un éxito que puede convertirse en un triunfo, tal y como se comprobó ayer, gracias a la presencia arrolladora de la soprano Nadine Sierra, la poderosa contundencia vocal de Xabier Anduaga (…).

Lo primero es Nadine Sierra, una vez más imponente y arrolladora desde el mismo arranque de la obra. El brindis inicial vino a recordar, y ya se ha escrito, que se trata de una intérprete de «técnica superlativa, capaz de agudos impresionantes, de cuidadas medias voces, de una musicalidad meticulosamente refinada, de una notable calidez vocal y de una capacidad de comunicación inmediata».

(…)

Nadine Sierra es una cantante definitivamente hecha que ha tenido como acompañante a Xabier Anduaga, todavía en un proceso de perfección personal que ya le coloca en una posición muy distinta a la que defendió en el Real en 2022 cuando cantó La sonnambula, también junto a Sierra.

En su caso la estabilidad vocal no es tan precisa, el matiz, el detalle está menos conseguido. Pero Anduaga parte de una capacidad vocal deslumbrante, con un volumen poderoso y unos agudos definitivos, que ayer caminó desde un primer acto no bien equilibrado a la impetuosa presencia en el dúo del segundo y la ejecución del último definitivamente irreprochable.

La traviata quedó en manos de los cantantes, porque Henrik Nánási quiere que así sea: remó a favor de obra y lo hizo con una sutileza extraordinaria, dejando que el foso respirase con el escenario, que apenas molestase. (…)

El trabajo de Nánási importa por su devoción, antes que por la tendencia al protagonismo y, en este sentido, gran parte del éxito logrado por Nadine Sierra y Xabier Anduaga, se debe a la comodidad y a la sensata expresividad con que le apoyó. El reparto de anoche incluyó también a Luca Salsi en el papel de Giorgio Germont, al que dota de una fortaleza muy particular y un estado vocal reconociblemente mejorable.

Y a todos le rodea la famosa producción de Willy Decker, que en Madrid ha repuesto Gina Lapinski, y que llega con las garantías que le otorga su rodaje internacional desde el estreno en el Festival de Salzburgo hace veinte años (…).

Decker vino a revolucionar la obra que pasaba a ser un hecho realista, a convertirse en un objeto capaz de revelar el fluir sicológico y sensible de los personajes. Es difícil que alguien desconozca esta producción que hay que ver sobre el escenario para entender toda su fuerza: desde antes de comenzar la representación, cuando telón arriba se deja ver el recinto abstracto y semicircular (…) en el que se encierra la acción, la presencia del gigantesco reloj que determina el inalienable transcurrir de un tiempo que es limitado, y la presencia callada del doctor Grenvil, profeta de la parca.

(…)

En la reciente historia del Teatro Real, La traviata está llena de sobresaltos que van desde la huelga y la espantada de la soprano Angela Gheorghiu en 2003, al montaje fallido de la producción de Willy Decker en 2020, suspendido a consecuencia de la pandemia. En un entorno más favorable se anuncian ahora tres repartos, con dieciocho funciones programadas, además de la transmisión por auditorios y plazas de España el 19 de julio (…).

Alberto González Lapuente

Comentarios en la prensa: La traviata en el Teatro RealLa traviata, de Giuseppe Verdi. Nadine Sierra, Xabier Anduaga, Luca Salsi, Karina Demurova, Gemma Coma-Alabert, Albert Casals, Tomeu Bibiloni, David Lagares, Giacomo Prestia, Joan Laínez e Ihor Voievodin. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Dirección del coro: José Luis Basso. Dirección musical: Henrik Nánási. Dirección de escena: Willy Decker. 24 de junio.

Imagen de la producción de La traviata de Willy Decker en el Teatro Real

El País (25/06/2025)

Nadine Sierra redime una Traviata escasa de emoción en el Teatro Real

La soprano estadounidense logra elevar el personaje de Violetta en la célebre propuesta escénica minimalista de Willy Decker, muy por encima de Xabier Anduaga y Luca Salsi, pese a la desafortunada dirección musical de Henrik Nánási

Violetta es la heroína operística más completa de Giuseppe Verdi. (…) Y pocas producciones muestran todos esos elementos de forma tan desnuda y en primer plano como la austera y existencialista régie de La traviata, de Willy Decker, creada para el Festival de Salzburgo en 2005 y que, tras cancelarse hace cinco años por la pandemia, se ha estrenado finalmente el pasado martes 24 de junio en el Teatro Real.

La soprano Nadine Sierra (…) se emocionó hace unos días, durante la rueda de prensa de presentación de la producción a los medios, hablando de Violetta. (…) Afirma haber conectado realmente con este personaje gracias a esta propuesta de Decker, incluso también a nivel personal. “Actuar en esta producción me ha permitido subrayar las incomprensiones entre sexos o entre lo que realmente importa en la vida y lo que simplemente es una mierda”, dijo entre lágrimas. (…)

Sierra fue lo mejor en una representación de La traviata escasa de emoción y que fue de menos a más. Pero las intensas exigencias actorales a las que se sometió en el primer acto, junto con el minimalismo escénico y la frialdad del foso, no le permitieron brillar vocalmente desde su primera intervención, tal como vimos en Barcelona hace seis meses. Esto se notó en la escena final, donde no conmovió en su aria Ah forse lui quest’anima, a pesar de añadir su propia fermata, pero tampoco en la cabaletta Sempre libera, donde cantó con el piloto automático y terminó forzando el famoso mi bemol sobreagudo que Verdi nunca escribió.

Todo cambió tras el descanso. Convirtió su extenso dueto del segundo acto con Germont en el primer momento memorable de la noche, aunque el bombástico acompañamiento orquestal arruinó poco después su climático Amami, Alfredo. Pero fue en el tercer acto donde elevó el personaje de Violetta con una inolvidable aria Addio del passato que interpretó con su bellísimo timbre puro, incisivo y cremoso (…).

Precisamente ese inicio del Parigi, o cara, noi lascieremo del tenor Xabier Anduaga (…) fue uno de los pocos destellos musicales de su actuación como Alfredo. Lo mismo puede decirse de su dueto con Violetta en la Introduzione del primer acto. No obstante, el cantante donostiarra triunfó más luciendo su vocalidad viril y atractiva, con ecos de otros tiempos y un explosivo registro agudo.

(…)

Ni Anduaga ni Luca Salsi destacaron especialmente a nivel actoral, respectivamente, como Alfredo y su padre Germont. El barítono italiano (…) mostró sus galones de gran verdiano en su dueto con Violetta del segundo acto, con un fraseo autoritario y una buena paleta de colores vocales, que también exhibió en su aria Di Provenza il mar. Buena actuación de los secundarios (…).

Uno de los aspectos más desafortunados de esta producción ha sido la dirección musical del húngaro Henrik Nánási. Una lectura de La traviata trazada muchas veces a brochazos que ayudó poco a los cantantes y tampoco plasmó los muchos detalles que hacen tan dramáticamente eficaz esta partitura de Verdi.

(…)

La novedosa propuesta escénica del alemán Willy Decker es ya casi un clásico, tras pasar por la Metropolitan Opera de Nueva York entre 2010 y 2018. Una producción (…) que rompe con la ambientación decimonónica de la trama en favor de un entorno atemporal y minimalista que busca acercar al público el potencial de las situaciones y los personajes. Se basa en una escenografía semicircular blanca de Wolfgang Gussmann que parece abrazar a los espectadores. Un espacio que evoluciona hacia lo floral o hacia el negro en función de la trama. Y donde se incluyen varios elementos simbolistas, como un reloj gigante que marca el paso del tiempo, una siniestra figura que representa a la muerte (el Doctor Grenvil), una camelia blanca y el festivo vestido rojo de Violetta, diseñado junto con el resto del vestuario por Gussmann y Susana Mendoza.

(…)

Pero para que esta propuesta tenga éxito, es necesario un alto nivel de implicación actoral y una gran profundidad en la psicología de los personajes, algo que tan solo consiguió Nadine Sierra en la noche del estreno (…)

Pablo L. Rodríguez

Comentarios en la prensa: La traviata en el Teatro RealLa traviata, de Giuseppe Verdi. Nadine Sierra, Xabier Anduaga, Luca Salsi, Karina Demurova, Gemma Coma-Alabert, Albert Casals, Tomeu Bibiloni, David Lagares, Giacomo Prestia, Joan Laínez e Ihor Voievodin. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Dirección del coro: José Luis Basso. Dirección musical: Henrik Nánási. Dirección de escena: Willy Decker. 24 de junio.

Nadine Sierra y Xabier Anduaga en el segundo acto

La Razón (26/06/2025)

La muerte os sienta tan bien

Llegó por fin al Teatro Real la producción de Willy Decker, y durante los primeros instantes era inevitable recordar aquel estreno valiente y extraño en pandemia, cuando no pudo aparecer la escenografía prevista que sí vimos ayer y se levantó el telón con el escenario repleto de líneas rojas como habitáculos imaginarios. Aquel fue el brindis más doloroso imaginable. Dicho esto, resulta curioso cómo una de las escenografías más famosas de las últimas décadas, revisitada y vista en tantos lugares, mantiene intactas las expectativas y todo su poder sugestivo.

El espacio que plantea Decker sirve como estancia para la muerte, como antesala del París carnavalero o como apartada casa de campo con idéntica idoneidad gracias a una sencillez proverbial donde el uso de las alturas es la clave para entender si estamos en la esfera pública o privada.

El simbolismo de los colores es básico y por ello demoledor, no solo por ese vestido rojo que sintetiza la mirada objeto de aquellos que desean a Violetta  —o al rol social que desempeña—, sino por el telón trasero de flores palideciendo, la blancura de la inocencia o la negrura de la muerte. En este caso no se trata de originalidad en los códigos sino de efectividad en el mensaje. No hay un universo onírico con su propio dialecto inventado sino una acumulación de lugares comunes que cobran valor por la inteligencia en su uso.

Para que una propuesta así funcione se necesita de una presencia física y capacidad actoral sobresalientes, porque toda la lucidez del montaje se basa, por ejemplo, en cómo Violetta mira de reojo a la percha con el vestido rojo cuando Germont la visita. Todos los miedos y hasta la condena a muerte de la protagonista están cifrados en esa mirada que Nadine Sierra supo mirar.

Su actuación fue superlativa, una vez superadas las tentaciones casi atléticas del primer acto. Donde su Violetta triunfa no es tanto en el espectáculo pirotécnico de Follie!, que lo fue, sino en el derrumbe posterior, en mantenerse sola en mitad de un escenario desnudo sin que nadie repare en que solo hay aire a su alrededor. Su segundo acto fue sobrecogedor, y su despedida de Germont, ese Amami, Alfredo resume mejor que todo el acto primero a Sierra: la voz como definición exacta del abismo de su personaje. El parlato con la lectura de la carta del tercer acto también es una lección: se puede hacer música sin cantar una sola nota.

Por su parte Xabier Anduaga construyó un Alfredo luminoso en su primera parte y torturado en el resto, como corresponde al fondo aristocrático de su personaje. Perfecto en su emisión sencilla, colocada y brillante, algo más lastrado en el componente actoral, tal vez no tanto por él sino por la demostración superlativa de su compañera.

Con menos sutilezas en el ataque, más grueso en su dibujo, estuvo el Giorgio Germont de Luca Salsi, en un papel que requiere muchos matices porque no solo es el dinamitador de la tragedia sino la herida eterna de Verdi, algo que va mucho más allá de la Traviata. El precipicio de la relación paterno-filial recorre toda la carrera del compositor como un golpe en el estómago, desde Rigoletto hasta Don Carlo, y la escena con Violetta es la apoteosis de ese conflicto. Salsi optó por mayor violencia que matiz; más empujar que frasear. Así su personaje gana en crueldad y pierde algo de trasfondo.

La dirección musical de Henrik Nánási fue vigorosa y entusiasta, con un subrayado continuo en lo dramático y menos vuelo lírico. En su retrato de Marie Duplessis había pocas dinámicas intermedias, se representaban los extremos: el paraíso del abrazo con Alfredo o la desolación de su ausencia. Gran trabajo del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real asumiendo y llevando a su máxima expresión esta lectura. El público enloqueció al acabar con Nadine Sierra, poniéndose en pie y regalando una ovación enorme que parecía equilibrar no solo lo visto ayer sino las ausencias de aquella otra Traviata de hace cinco años. Ahora sí, viendo como la bellezza infiora

Mario Muñoz Carrasco

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