Instrumentistas españoles brillan en las mejores orquestas del mundo
 
La Gustav Mahler Jugendorchester llegó a contar con una cuarentena de músicos españoles en 2023
“¡Hay tantos!! Yo, casi cada vez que dirijo una orquesta en cualquier lugar del mundo, desde hace muchos años, encuentro músicos españoles a quienes no conocía… por tanto, me parece una empresa bien complicada a día de hoy (muy diferente sería hace 15 o 20 años) escribir un reportaje sobre instrumentistas españoles en orquestas extranjeras. En cualquier caso, es evidente que el nivel de los músicos españoles ahora mismo es algo inédito y verdaderamente extraordinario”.
Es la respuesta de un conocido director de orquesta a la consulta sobre el asunto de la poderosa presencia española en las mejores y menos mejores orquestas del mundo. Desde la Filarmónica de Berlín a la Sinfónica de Chicago o la Concertgebouw de Ámsterdam, prácticamente no existe sobre el planeta una orquesta relevante que no cuente entre sus atriles con músicos españoles, herederos de pioneros como los violinistas Enrique Fernández Arbós (concertino en su día de la Filarmónica de Berlín y luego de la Sinfónica de Boston), Víctor Martín o Ángel Jesús García, tantos años concertino de la Ópera de Múnich y en la Orquesta del Festival de Bayreuth.
Una presencia excepcional, fruto de la eclosión que la música española vivió en los años ochenta y noventa del siglo pasado, cuando por toda la geografía nacional brotaron como hongos orquestas y auditorios. Un fenómeno que, lamentablemente, no encontró equivalencia en el decimonónico modelo de los conservatorios, que, pendientes de la revolución que tanto precisan, siguieron erre que erre con sus arcaicos métodos y estructuras.
Por fortuna, este vacío quedó paliado por nuevas escuelas privadas de alto nivel -Reina Sofía, Katarina Gurska, Musikene, Esmuc, Esmarc…- y por la enseñanza particular de muchos instrumentistas de cuerda extranjeros que vinieron para atriles de las renovadas o las nuevas orquestas españolas.
Aquellas figuras contadas, a las que luego, en los años noventa, se sumaron otros nombres, como el barcelonés Vicens Prats (solista de flauta de la Orquesta de París desde 1991), el flautista cántabro Jaime Martín (solista en la Filarmónica de Londres entre 1997 y 2001) o el percusionista valenciano Gustavo Gimeno (solista en la Concertgebouw entre 2001 y 2013), sucedió una avalancha espectacular, fruto de aquel despuntar, al que en absoluto es ajeno a labor excepcional de la Joven Orquesta Nacional de España, creada en 1883 y convertida desde entonces en vivero de sobresalientes músicos de orquesta.
Así comenzó en España a cambiar la idea peregrina de que “músico de orquesta es sinónimo de músico fracasado”, y se impuso la realidad y verdadero valor de un oficio, de un trabajo y de una labor que figuran entre las más privilegiadas y codiciadas en el mundo de la cultura.
Muchos de esos músicos recalaron pronto en la Joven Orquesta de la Comunidad Europea, o en la Joven Orquesta Gustav Mahler, donde se abrieron espacio paulatinamente hasta convertirse en imprescindibles. Hoy, son mayoría. En Salzburgo, cuando el 20 de agosto de 2023 Jakub Hrůša dirigió la Novena sinfonía de Mahler a la Joven Orquesta Gustav Mahler, ante sí tenía una vibrante formación sinfónica entre cuyas filas había nada menos que 41 instrumentistas españoles.
Y lo mismo puede decirse de la prestigiosa Mahler Chamber Orchestra, conjunto en plenitud poblado por solistas de tanto relieve como la flautista alteana Júlia Gállego, el clarinete Vicente Alberola (Benifairó de la Valldigna, 1970), el flautista alcireño Francisco Varoch, el trompa alicantino José Vicente Castelló o el contrabajista salmantino Rodrigo Moro.
Aunque este artículo no tiene vocación de listín telefónico, sí merece la pena enumerar algunos nombres, aunque sea a vuela pluma, para dar idea de esta presencia espectacular de un país que, hace apenas tres décadas, era un páramo sinfónico y se encontraba bochornosamente a la cola del entorno orquestal europeo y universal: el clarinete mallorquín Pascual Martínez (en la Filarmónica de Nueva York desde 2001).
El oboísta granadino Ramón Ortega, el fagotista cordobés Jesús Villa y el también fagotista zamorano Francisco Esteban (los tres en la Sinfónica de la Radio de Baviera); la oboísta cartagenera Miriam Pastor (corno inglés solista en la Concertgebouw de Ámsterdam), y la oboísta linense Cristina Gómez Godoy, solista en la Staatskapelle de Berlín, orquesta en la que también toca el violinista granadino David Delgado; la gallega Iria Folgado (corno inglés solista la Orquesta del Konzerthaus de Berlín)…
 
El trompetista Esteban Batallán, solista de la Sinfónica de Chicago
El también oboísta de Totana, Javier Ayarra, solista en la Gewandhaus de Leipzig, junto con la igualmente oboísta de Llíria Inmaculada Veses; David Rejano (trombón solista de la Filarmónica de Los Ángeles); el gallego Esteban Batallán (trompeta solista en la Sinfónica de Chicago): el pianista madrileño Gonzalo Moreno (solista de la Filarmónica de Oslo); el benidormense José Ángel Isla Julian (trombón bajo de la Orquesta de París); el valenciano Javier Azanza (timbalero de la Orquesta de París); el violinista tinerfeño David Ballesteros (Sinfónica de Londres)
Las violistas Laura Vallejo y Lucía Ortiz (ambas en la Filarmónica de Londres); el violinista grancanario Lucas Alemán (Sinfónica de Dallas); el violinista madrileño David Peralta (Orquesta Nacional Neerlandesa); el violinista castillero David López Ibáñez (Philharmonia de Londres); la flautista valenciana Cristina Ánchel (solista en la Gulbenkian de Lisboa)…
Una relación creciente y, efectivamente, “interminable”, como bien venía a decir el director que en cualquier lugar del mundo “encuentra músicos españoles a quienes no conocía”.
Una lista que queda perfectamente simbolizada -en calidad y número- en el hecho de que en los atriles prestigiosos de la Filarmónica de Berlín toquen actualmente cuatro músicos nacidos en la misma tierra en la que un día nació el avanzado Enrique Fernández Arbós y todos los que luego vinieron. Tres violinistas (la vallisoletana Roxana Wisniewska, y los madrileños Luis Esnaola y Raquel Areal) y el viola murciano Joaquín Riquelme conforman este póquer que tan estupendamente refleja la entonada baraja que hoy es la música española.
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