07/01/1957 – 04/06/2023
Desde la mañana del pasado domingo, las redes sociales se llenaron de fotos de Mario Kirlis. Inicialmente, las publicaciones pedían rezos para su recuperación. Algunas horas después, vino la triste noticia de su deceso.
Sorpresa, tristeza, incredulidad ante la confirmación que el músico oriental más prolífico y famoso de Argentina había dejado este plano, en su querida ciudad de Salta donde brindaría un show con una orquestra local.
Las redes rebosan de fotos de “la última vez juntos” y “de cuando nos conocimos”; de extractos de sus temas o de sus versiones de los clásicos árabes; de videos de presentaciones y mensajes acongojados, sorprendidos, incrédulos, emocionados.
Nacido y criado en Buenos Aires, en el seno de una familia griega, empezó a coquetear con la música en el extinto Café Izmir, donde su papá (también músico), compartía con turcos, armenios, libaneses, sirios y sefaradíes. De niño comenzó sus estudios musicales de piano, armonía, contrapunto, audio-perceptiva y composición. Entre sus maestros pueden citarse a Ferrucio Marzan, Pedro Aguilar y José Cappiello. En paralelo, investigaba en los sonidos orientales y sus instrumentos. Kirlis fue multiinstrumentista, se lucía con el Kanún, el Laúd, el Zas y teclados digitales microtonales.
Su carrera, se desarrolló en los clubes de las colectividades orientales, restaurantes, fiestas particulares, espectáculos internacionales, seminarios, clases de música y congresos. Su producción de más de catorce trabajos propios y colaboraciones en cassettes, cds, dvds didácticos. Inauguró los ciclos de Música y Danza árabe en Espacio Colette y el parque temático Tierra Santa. Su producción y enseñanzas se hicieron presentes a lo ancho y a lo largo de Argentina, toda Latinoamérica, Estados Unidos, España, Alemania, Francia, Italia, Marruecos, Rumania, China, Japón, Taiwán, Corea, Hong Kong, Rusia, Bielorrusia, Eslovenia y Hungría. Fue sin duda un referente a quien otros siguieron e imitaron. Compartió con profesionales de la música y la danza árabe (nacionales y extranjeros), muchos de ellos formados por él mismo. Editó el libro La Música Árabe en colaboración con el Estudio SAHAR. Supo ser mentor de muchísimos artistas en todo el país y referente indiscutido de las bailarinas de danza árabe.
Músicos, cantantes, bailarinas, ex alumnos, colegas, familiares (algunos siguen la tradición y comparten su profesión), las colectividades árabe, turca, sefardí, armenia y griega, están de luto. La palabra común a todas las publicaciones es “maestro”. Hay unanimidad en recordarlo por su buen humor, su educación, su pasión inquebrantable por la música árabe, y por la culinaria, su sabiduría, simpatía, trabajo arduo y humildad.
A Mario Kirkis se le extrañará en muchos territorios, su música seguirá en innúmeros escenarios y salones de clases. Su presencia amorosa hará falta. QEPD
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