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Critica: Werther, la almendra musical al descubierto en Vigo

PorBeckmesser

Nov 11, 2025

La almendra musical al descubierto en Vigo

Massenet: Werther. Ismael Jordi, Olga Syniakova, Gerardo Bullón, Iria Goti, Fernando Latorre, Pedro Martínez Tapia, Enrique Martínez. Orquesta Sinfónica de Vigo 430. Coro del Teatro del IES da Xunqueira 1 de Pontevedra. Directora María L. Sánchez. Teatro Afundación, Vigo. Otoño Lírico, 8 de noviembre de 2025.

Ismael Jordi en Werther. Vigo

Momento @amigosoperavigo

Hacía tiempo que los Amigos de la Ópera de Vigo tenían el proyecto de llevar a escena esta magistral obra de Massenet con Ismael Jordi como protagonista. Por fin ha podido ser. Y con resultados en general positivos. El tenor jerezano ha sentado sus reales y ha hecho valer su clase en una interpretación bien pensada y articulada, expresiva y calurosa, en el camino que abre las puertas a una identificación total con un personaje favorito de su maestro, Alfredo Kraus, y de cuyas enseñanzas tanto ha bebido, como él mismo dio a entender cuando, ante los muchos aplausos finales, elevó las agradecidas manos y la mirada al cielo.

No hay duda de que Jordi, profesional estudioso y honrado, está en el camino de meterse de hoz y coz en la figura del suicida en cuyo corazón late en el fondo un curioso egoísmo y un deseo inevitable de ser protagonista. El cantante, un lírico-ligero en la actualidad, no posee una voz de la amplitud de Kraus; no es la suya especialmente enjundiosa, pero sí de diáfana proyección, de apoyo severo, de emisión muy natural, de extensión más que suficiente, de proyección ortodoxa, lo que le permite, por ejemplo, brillar por encima de la orquesta en los dos Si bemoles agudos de Pourqoi me réveiller. Y mantener el primoroso dibujo de tantas frases en piano o mezzo forte en el ejercicio de un legato de libro, tan importante en tantas frases.

De este modo las tribulaciones del personaje, su evolución anímica, sus miedos y temores nos fueron mostrados con admirable veracidad, apoyados, y eso es importante, en la base sinfónica, siempre colaboradora, dibujada desde el podio por la sensible y volandera batuta de Óliver Díaz, que supo balancearse en las ondulantes frases y controlar el legato domeñando a una orquesta compuesta en su mayoría de jóvenes instrumentistas a falta de un empaste y una afinación más depurados y con algún que otro e inevitable “moro”. Ciertos desequilibrios, la opacidad de la cuerda y alguna salida de tono de los vientos no evitaron que la representación tuviera al final un resultado global positivo y que la magistral partitura fuera escuchada con la mayoría de sus pliegues al descubierto.

No hay duda de que las desigualdades fueron debidas en ocasiones al hecho de que, en una versión semi escenificada como esta, el director está, con la orquesta, de espaldas a los cantantes. En todo caso, resaltando también el tacto y el conocimiento de la obra que tiene Díaz, el resultado global tiene muchas más cosas positivas que negativas porque junto a Jordi actuó un competente equipo vocal con la mezzo Olga Syniakova a la cabeza. Esta ganadora hace unos años del Concurso de Canto de Santiago de Compostela posee un lustroso timbre, envuelto en fúlgido metal. Instrumento voluminoso bien controlado puede que a falta de un mayor grado de refinamiento, aunque con un canto sincero y bien controlado.

Al lado de los dos protagonistas se situaron el barítono Gerardo Bullón, seguro, homogéneo, musical, bien timbrado, flexible y serio, un modélico Albert, y la grácil y argéntea soprano ligera Iria Goti, que labró cuidadosamente el efusivo y cándido personaje de Sophie. El experimentado Fernando Latorre, bajo-barítono siempre en el fiel, otorgó autoridad al magistrado, sin dejar de resaltar su bonhomía. Completaron el reparto, muy cordialmente, el tenor Enrique Martínez (Schmidt) y el barítono Pedro Martínez Tapia (Johann). El reducido coro de niños estuvo representado aquí por un grupo de niñas, ya muy hechas y cumplidoras.

Queda por hablar de la imaginativa puesta en escena, reducida al mínimo, del siempre fantasioso Nacho García, que supo evocar ambientes, épocas, subrayar sentimientos y actitudes, diseñar movimientos y ambientar todo de forma muy creíble, de tal manera que pudimos seguir la acción casi milimétricamente. Colaboró en ello, con su habilidad para manejar video e iluminación, Alejandro Contreras. Una pena que el entusiasta público no ocupara poco más que un 50% del aforo. Arturo Reverter

Afundación

Arturo Reverter

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