L’ELISIR D’AMORE (G. DONIZETTI)
Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 24 Noviembre 2025
2º Reparto
Una vez más vuelve a representarse en el Liceu L’elisir d’amore, esta ópera belcantista y cómica de Donizetti y de nuevo se ofrece la producción de Mario Gas, que tiene una larga vida a sus espaldas. La representación ha tenido un desarrollo un tanto irregular, mejor claramente el segundo acto que el primero.
Como digo, el Liceu nos ofrece la muy conocida producción de Mario Gas, que ha recorrido casi toda la geografía española desde su estreno en el Teatro Grec de Barcelona en el año 1983, pasando por el festival de Peralada para llegar definitivamente al Liceu hace 27 años. Todo un prodigio de longevidad y rentabilidad.
Escena
©ABofill
La acción se traslada a la Italia fascista, con la tropa de Belcore convertida en “camisas negras”, en un escenario único en forma de patio vecindad. La dirección escénica sigue funcionando francamente bien, llena de detalles del agrado del público, como la llegada de Dulcamara en un “sidecar”, la gente asomada a las ventanas en “O, rustici”, el divertido banquete de bodas, que abre el segundo acto, acompañado de música napolitana a cargo de Beniamino Gigli, terminando con el divertido paseo de Dulcamara y Moretto por el patio de butacas, repartiendo “elixir”, mientras el “León Salvador” de mi niñez canta de nuevo las estrofas de su despedida.
La dirección musical estuvo encomendada al venezolano Diego Matheuz, cuya lectura me pareció bastante irregular. Confieso que me temí lo peor al comenzar la ópera, ya que hizo sonar a orquesta y coro a todo volumen, tapando, por supuesto, a los solistas. Fue una sorpresa darse uno cuenta que las cosas cambiaban notablemente en el segundo acto, en el que la dirección fue muchas sensible y adecuada a las exigencias de una ópera belcantista como la que nos ocupa. Siguieron a su batuta con buenos resultados la Orquesta Sinfónica y el Coro del Gran Teatre del Liceu.
A la representación le faltó comicidad, lo que es un ingrediente fundamental en esta ópera. No es que no lo intentaran los protagonistas, sino que les faltaba sentido cómico, importante en esta ópera. Yo diría que el único naturalmente cómico de los 4 protagonistas era Carlos Pachon en el rol de Belcore.
Fabio Capitanucci y Michael Spyres
©ABofill
El tenor americano Michael Spyres fue un sorprendente intérprete de Nemorino, ya que ha evolucionado vocalmete hasta pasar a ser un tenor spinto, que este mismo año ha debutado ya en Bayreuth. En sus orígenes fue un destacado tenor ligero, aunque yo no recuerdo que hubiera cantado anteriormente la parte de Nemorino.
Su actuación hay que considerarla como destacada en conjunto, ofreciendo una voz de calidad, sin problemas de tesitura y culminando su actuación con una magnífica interpretación de “Una furtiva lácrima”, cantada con gran gusto e introduciendo unas bellas variaciones hacia el final del aria, que terminó en una auténtica exhibición de técnica, ofreciendo unos piani, unidos a forte, dignos de merecer la gran ovación que recibió, que, por cierto, fueron los únicos bravos que se escucharon en el teatro.
Adina fue interpretada por la soprano valenciana Marina Monzó, que volvió a ofrecer su bella voz en el centro, cantando con gusto sus arias y dúos. Recibió una ovación tras su aria al final de la ópera.
Fabio Capitanucci era Dulcamara y me resultó poco convincente. En primer lugar, el rol requiere un bajo barítono y Capitanucci sigue siendo un barítono, más adecuado vocalmente para Belcore, y no deja de ser barítono por haber perdido las notas altas. Por otro lado, él siempre ha sido un barítono en personajes que nada tienen que ver con óperas cómicas y eso se nota en Dulcamara, que requiere unas dosis de comicidad natural importantes.
Finalmente, Belcore fue interpretado por el barítono catalán Carles Pachon, que volvió a tener una buena actuación. Su voz tiene calidad y es un buen actor y los dos aspectos son importantes en Belcore.
Finalmente, Nuria Vilà lo hizo bien como Giannetta.
La representación comenzó con 5 minutos de retraso y tuvo una duración total de 2 horas y 38 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 4 minutos.
El teatro ofrecía claros huecos, que me resultaron sorprendentes en esta ópera. La ocupación rondaba el 70 % del aforo.
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