‘Réquiem’ de consagraciones
Crítica. Temporada 2025-2026 del Palau de la Música. Programa: Réquiem, de Verdi. Orquestra de València. Orfeón Donostiarra. Solistas: Carmen Solís (soprano), Ana Ibarra (mezzosoprano), Saimir Pirgu (tenor), Marko Mimica (bajo). Director: Jordi Bernácer. Lugar: Palau de la Música. Entrada: Alrededor de 1.781 personas (lleno). Fecha: Viernes, 14 noviembre 2025.
El Orfeón Donostiarra cuajó una gran actuación en Valencia, lo mejor del concierto
Tras el memorable Requiem de Mozart ofrecido la semana por la Orquestra de València junto con el Coro de la Radio de Baviera y la dirección de Alexander Liebreich, la formación titular del Palau de la Música ha repetido Réquiem el viernes, pero en esta ocasión con el mucho más operístico y acabado de Verdi.
Y lo ha hecho con el concurso de otra formación coral igualmente formidable: un crecido Orfeón Donostiarra que sigue siendo gloria y orgullo de la mejor tradición coralista vasca y española. El conjunto donostiarra, cuyas cien voces fueron recibidas en la Sala Iturbi con una larguísima ovación que no era sino reconocimiento a su ejemplar trayectoria, fue el gran protagonista de este Réquiem para los anales.
Un Réquiem de consagraciones: desde la del alcoyano Jordi Bernácer, consagrado ya como grande entre los directores españoles de hoy, a una Orquestra de València que, acaso contagiada de las virtudes del desde hace décadas más que consagrado Orfeón Donostiarra, bordó una de sus mejores tardes: sin fisuras en sus atriles y con sobresaliente sonoridad verdiana y dramática en todas las secciones.
Bernácer calibró con maestría verdiana las poderosas masas sonoras, y galvanizó con pericia y criterio estético las dinámicas y fraseos de coro y orquesta. Fue así una versión matizada y plena de contrastes y registros, que no descuidó su evidente aliento operístico. Desde las telúricas sonoridades del Dies Irae a un interiorizado Libera me en el que la soprano en plenitud que es Carmen Solís se consagró como una de las máximas sopranos verdianas españolas, todo destiló sabor y maneras verdianas.
A tono con las honduras y entidad interpretativa de este Réquiem de referencia se mostró el resto del cuarteto vocal. La bien apreciada mezzo valenciana Ana Ibarra volvió a dejar constancia de su clase vocal y artística con su voz expresiva y poderosa, que en absoluto se amilanó ante el reto decibélico que tenía ante sí. Ya desde el grave Liber scriptus”marcó la pauta de la clase y alcurnia que iba a distinguir su actuación.
Excepcional pese a algún despiste sin mayor trascendencia el tenor albanés Saimir Pirgu, cantante de primera y un lujo como sustituto del tenor anunciado, el toledano Sergio Escobar, “que se ha visto a obligado a cancelar por una indisposición de última hora”. Pirgu, que encarnó el rol de Rodolfo en las funciones de La Bohème programadas por el Palau de Les Arts en diciembre de 2022, hizo refulgir su voz preciosa y luminosa tanto en sus intervenciones solistas como insertado en el cuarteto.
En la memoria queda un Ingemisco a caballo entre la inolvidable pureza vocal de Pavarotti y el arrojo de Domingo o Carreras. El cuarteto vocal se completó con otra estrella “consagrada” de la lírica contemporánea, el bajo-barítono croata Marko Mimica, quien también ha lucido su voz en Les Arts (Lucrezia Borgia, 2017; Macbeth, 2022), y aquí alcanzó su mejor momento en un cuidadosamente delineado Confutatis.
Antes del estruendo de bravos y aplausos, los últimos compases en pianísimo de la obra maestra de Verdi quedaron prolongados en un largo silencio que se antojó eterno. Sentido, largo e íntimo, interpretado por el público que abarrotó el Palau de la Música.
Fue la rúbrica de una noche en la que la música encontró sus más fervorosos intérpretes. Y es que no otra cosa -arte y verdad- hubo el viernes sobre el escenario del Palau de la Música, en esta renovada noche para la leyenda del Orfeón Donostiarra y la Orquestra de València. ¡Inolvidable!
Justo Romero
(Publicado en el diario Levante)
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