Certamen Pedro Bote: Cuando juventud y maestría van de la mano
XXVIII CERTAMEN PEDRO BOTE. Obras de Rameau, Guinjoan, Albéniz, Rajmáninov, Webern, Cassadó, López García, Schubert y Piazzolla. Intérpretes: Marta Cubas (acordeón); Diego Jiménez (violonchelo) y Sergio García (piano); María Benítez (trombón) y Jéssica Duarte (acordeón). Casa de Cultura de Villafranca de los Barros (Badajoz). 30 noviembre 2025.
El Dúo Berlinches ganó el XXVIII Certamen Pedro Bote de Villafranca de los Barros 8Badajoz)
El talento joven y desbordante de los tres finalistas de la XXVIII edición del Certamen Pedro Bote se ha impuesto el domingo en una final que fue, sobre todo, un recital en el que la excelencia -artística y técnica- marcó pauta. Cualquiera de los tres podría haber ganado un primer premio para el que acumularon méritos sobrados.
Finalmente, en tan reñida e igualada gran final se impuso el Dúo Berlinches, integrado por dos músicos tan arrolladores, virtuosos y bien avenidos como el violonchelista Diego Jiménez y el pianista Sergio García. Su actuación concluyó con una interpretación incandescente y arrolladora de los Requiebros de Cassadó, que encandiló al jurado y al público que el domingo colmó la espaciosa Casa de Cultura de la blanca y luminosa localidad extremeña de Villafranca de los Barros.
Pero antes, el Dúo Berlinches ya había certificado su calidad ganadora con una versión de la Sonata de Rajmáninov plena de alientos romántico y lírico, y de ese virtuosismo exigente que en el compositor ruso es expresión. También en las Tres piezas breves, opus 11, de Webern, que expresaron con milimétrica y precisa intención. La conjunción anímica entre ambos componentes del dúo es pareja a un dominio instrumental pleno de intención y sentido musical.
Dijeron y cantaron el lírico tercer movimiento de la Sonata de Rajmáninov con maneras efusivas y bien maceradas. La mano apasionada del maestro Asier Polo -del que Diego Jiménez es alumno en Lugano- palpita en el arte y virtuosismo joven -22 años- de este nuevo valor de la interpretación española, y en el teclado matizado y a pecho descubierto de Sergio García.
El concurso de jóvenes intérpretes pacense corrobora que hay futuro en el campo de la música
Parecidas cualidades mostró la acordeonista cántabra Marta Cubas, segundo premio, que mostró plenitud y cuajo solista en versiones pulidas y templadas de asombrosa madurez. Lo puso de relieve en su estilizada versión de Les Cyclopes de Rameau, y en una versión plena de intención de una obra tan valiosa como Sonidos de la tierra, que compuso Guinjoan para Iñaki Alberdi (precisamente el maestro de Cubas).
Su interpretación le valió, además, el premio “a la mejor interpretación de música española”, aunque también lo podría haber ganado por la no menos ideal ideal versión que ofreció de Aragón, de Albéniz, donde Cubas vibró, cantó y se explayó en la copla de la jota con la intención y solera de maestros como De Larrocha, Esteban Sánchez o, ya en el acordeón, el mismo Alberdi.
El acordeón también triunfó en el segundo premio, ex aequo, en conjunción asombrosa y efectiva con el trombón, integrada en el “Hava Dúo”, formado por la acordeonista lusitana Jéssica Duarte y la trombonista sevillana María Benítez. Fue una actuación siempre creciente, culminada con una brillante lectura de El Gran Tango de Piazzolla, una entonada y melodiosa versión de la famosa Serenata de Schubert y la indagadora y casi escenificada novedad de En bucle, de la albaceteña Nuria López García.
Fue el colofón de una final efectivamente excepcional, sin espacio para un tercer premio y con tres finalistas dignos del más alto podio. Todos ganaron. Como el público (maravillosamente silencioso y atento, como si fuera Bayreuth o Salzburgo) que disfrutó de esta finalísima en forma de concierto, broche de un certamen musical que ha demostrado que juventud y maestría pueden ir perfectamente de la mano. Hay futuro… ¡Y hasta presente!
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