28 de noviembre de 2024

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Argentina

Amina Edris: “Las mujeres egipcias aún tiene que superar ciertos obstáculos culturales”

La soprano, uno de los nombres más prometedores del panorama lírico, debuta en el Teatro del Liceo con Manon Lescaut, de Massenet, un papel que le ha dado grandes satisfacciones en París y con el que compartirá escenario junto a su marido, el tenor Pene Pati. La producción de Olivier Py, que tiene aires de musical, está dirigida por Marc Minkowski. Las 11 funciones estarán dedicadas a Victoria de los Ángeles en el centenario de su nacimiento

Amina Edris (c) Capucine de Chocqueuse

El día D y la hora H han llegado para Amina Edris. La soprano, nacida en El Cairo y que ha pasado gran parte de su vida en Nueva Zelanda, debuta hoy en el Teatro del Liceo, donde encarna a la Manon de Jules Massenet en cinco de las 11 funciones, un papel para el que se alterna en el reparto con Nadine Sierra: “Siempre es un personaje que me resulta fascinante por su viaje y evolución a lo largo de la ópera. La transformación que sufre de ser una niña a convertirse en una mujer. Cada acto destaca un lado diferente de su carácter, desde la juventud, a la curiosidad, la ambición, la feminidad y la codicia, a finalmente, pedir perdón”, asegura. En el repertorio francés Edris se mueve con soltura. Ayuda, también, que su esposo, el tenor samoano Pene Pati, esté junto a ella en el escenario del coliseo catalán por vez primera. Será el caballero Dex Grieux, papel que también canta Michael Fabiano. La producción de Olivier Py tiene aires de musical y es Marc Minkowski quien dirige a la Orquesta del Gran Teatro del Liceo.

Su debut oficial se produjo en 2015 con el papel de Susana en Las bodas de Fígaro. Después llegarían Violetta, Musetta, Mimí, Donna Ana, Fátima, Leila, Adalgisa y tantas otras. Desde niña quiso dedicarse al canto y la música y cuando parecía que su carrera en la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda como estudiante de Ingeniería despejaría su futuro, se cruzaron unas audiciones por medio y su vida dio un giro radical.

Las críticas buenas y las malas

Ciudadana del mundo, la cantante ha absorbido como si de una esponja se tratara la cultura de aquellos países en los que ha vivido. Se ha empapado y se siente por ello una auténtica afortunada: “Poder conocer otras culturas y ser testigo de un enfoque diferente de la vida ha ampliado y enriquecido mi propia visión del mundo y ha supuesto una gran ayuda a la hora de establecer mis valores personales. Cada país en el que he vivido me ha enriquecido y ha hecho que me adaptara y perdiera el miedo a correr riesgos. Como narradora de historias a través del canto, estas experiencias de vida son fundamentales en mi carrera”, cuenta.

Barcelona la va a descubrir; aunque en París, Edris entró por la puerta grande en 2020 y recibió una salva de críticas a cada cual más generosa con el papel que ahora interpretará en el Liceo. ¿Le influyen, las lee, hace caso de lo que dicen? “Hago todo lo posible para que no me afecten demasiado; sin embargo, resulta muy halagüeño cuando se reconoce y aprecia el trabajo duro que haces. Siempre me digo que si creo en una buena crítica debo hacer lo mismo con una que no lo sea. Lo mejor es ser neutral. Al final del día, si el público que está sentado en la sala me recibe con calidez durante el tiempo que dura la ópera, no puedo pedir más”, cuenta.

Escena-de-Manon-en-el-Liceu

Escena de Manon en el Liceu

Oropesa y Grigorian, en el top

Entre sus cantantes de referencia (“tengo muchos a los que admiro”, responde) hay dos a los que sitúa en los puestos de cabecera: Lisette Oropesa y Asmik Grigorian, “dos cantantes a las que respeto profundamente y admiro. Hay algo bastante especial en su arte y en su compromiso con el trabajo. Su atención al detalle cuando se trata de texto, su musicalidad y la forma en que encarnan un personaje siempre con el corazón, de manera honesta y entregándose”. Pero cerca, en su círculo familiar, Amina Edris nunca olvida las enseñanzas de sus dos abuelas, dos mujeres corajudas, también nacidas en Egipto, viudas en la treintena y que tuvieron que buscarse la vida para sacar a sus hijos adelante. Son su ejemplo diario. ¿Le queda en su país mucho camino a la mujer aún por recorrer? “Somos muy fuertes y muy capaces de resistir y afrontar las adversidades. No creo que las mujeres egipcias hayan estado jamás oprimidas o consideradas menos capaces que los hombres. Por supuesto, hay ciertos obstáculos culturales que superar, pero atendiendo al panorama general, puedo pensar en muchas mujeres egipcias exitosas que viven una vida que no es menos plena que la de cualquier mujer occidental. No quiero olvidarme de mi compañera can Fatma Said, que se está labrando una extraordinaria carrera lírica internacional y de cuyo éxito me siento orgullosa”.

Hablamos de John Adams, de Nixon in China, que ahora está en Madrid y París con dos producciones diferentes, y del estreno mundial de Antonio y Cleopatra a comienzos de la presente temporada en la pujante Ópera de San Francisco, donde ha encarnado a una de las mujeres más grandes y fascinantes de la Historia. ¿Es importante poder trabajar con un compositor que está vivo? “John Adams es uno de los compositores contemporáneos más influyentes, por lo que ha sido un placer trabajar en este proyecto con él, que estaba presente en la sala de ensayo todos los días. No es algo que puedas vivir a menudo y me sentí una privilegiada por ello. Además, el argumento se centra en una de las mujeres más icónicas de toda la Historia, particularmente en la Historia y la cultura de mi país. Fue una enorme responsabilidad interpretarla”. Gema Pajares

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